Presentación

Formamos el Seminario México hace más de una década con la intención de contar con un espacio de discusión plural alrededor de tópicos de coyuntura a nivel local, nacional, regional y global desde las perspectivas disciplinarias de la Ciencia Política, la Sociología, las Relaciones Internacionales, la Administración Pública y la Filosofía. Para su integración adoptamos un criterio interinstitucional además de interdisciplinario. En el Seminario México participamos especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (UAM-I), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey-Campus Ciudad de México, la Universidad Iberoamericana, y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). En algunas sesiones nos han acompañado colegas del Colegio de México y del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Desde su inicio hemos compartido un sincero interés en aclarar y poner a prueba nuestras ideas e interpretaciones acerca del momento por el que atraviesa el país en diferentes órdenes y al mismo tiempo hacer extensivas nuestras reflexiones al público interesado en esos temas. Pensamos que la diversidad de formación académica, experiencias profesionales y procedencia institucional funcionaría como un panóptico sobre los problemas políticos del país y que podríamos observar juntos mucho más de lo que cada uno por separado alcanzaba a ver y comprender. Los miembros del Seminario México somos una muestra de la pluralidad de pensamiento y de instituciones donde se cultivan las Ciencias Sociales, no somos representantes de alguna corriente académica, ideológica, política o institucional. Cada uno de nosotros habla por sí mismo sin pretensión de representar a un grupo en particular y debe ser considerado por lo que dice o calla, por los datos en los que basa sus argumentos, no porque practique de una disciplina particular o trabaje en una institución determinada.

Cuando fundamos el Seminario México en el año 2002 éramos profesores e investigadores que impartíamos cátedra en licenciaturas y posgrados en Ciencias Sociales de varias instituciones de educación superior de la Ciudad de México, tanto públicas como privadas, y algunos de nosotros tenían la responsabilidad de dirigir la enseñanza de diversas especialidades de las Ciencias Sociales en las instituciones donde laboraban. Además de ser docentes, desde entonces casi todos éramos miembros del Sistema Nacional de Investigadores. Adoptamos el nombre de Seminario porque queríamos emplear el conocido formato de trabajo académico en el que uno de los participantes expone sus ideas sobre un tópico y a partir de ahí se abre una discusión en la que los demás cuestionan y dan su parecer con el objetivo de aclarar ideas, mejorar el entendimiento sobre la materia, plantear hipótesis alternativas y, como resultado de la deliberación abierta, franca y documentada, avancemos en la comprensión del tema. Al llamarnos seminario queríamos subrayar el carácter académico de nuestras discusiones, acuerdos, discrepancias y publicaciones. Lo de México en el nombre del grupo es porque, aunque nuestra perspectiva no está circunscrita por las fronteras del país, México constituye el eje de nuestras preocupaciones. De conformidad con el formato de los seminarios académicos, en el Seminario México, de manera rotativa, uno de nosotros presenta una ponencia sobre un tema de actualidad que considera especialmente significativo y trascendente. Alguien más se encarga de elaborar una réplica a la ponencia principal y a continuación el resto de nosotros expone sus comentarios y se abre el debate.

Las discusiones en el Seminario México han sido muy enriquecedoras y en su momento nos ayudaron a superar el sordo aislamiento en el que muchos académicos sobreviven y practican sus especialidades, sin interlocutores interesados, rodeados por colegas menos atentos en la comprensión de los problemas del país y de las Ciencias Sociales que en la defensa de posiciones invariables, inmunes a los datos, a la crítica, a la exploración de explicaciones alternativas, al conocimiento generado en múltiples lugares y prácticas. Hemos vivido el Seminario México como un oasis periódico en medio de las actividades regulares, en el que no prevalecen personalidades ni autoridades, donde se debaten todos los temas, todos los enfoques, con una variedad de fuentes, evidencias y modelos interpretativos. En el Seminario México disfrutamos mucho del diálogo informado, del análisis inteligente, de la identificación de discrepancias y, para sorpresa de propios y extraños, de descubrir más coincidencias de las que habíamos anticipado pese a que el formato original había procurado toda suerte de diferencias para animar los debates. No nos parecía interesante discutir con quienes todo apuntaba que estaríamos de acuerdo, sino que queríamos debatir con quienes discrepábamos, pensábamos que las diferencias razonadas y fundadas serían más estimulantes y productivas. Sin embargo, no hubo guerras encubiertas ni rivalidades entre profesores de universidades públicas y privadas, entre sociólogos y politólogos, entre jóvenes y consagrados, entre educados en México y el extranjero, entre profesores e investigadores. Logramos conversar durante varios años continuos de manera respetuosa y atenta, con la intención de poner a prueba ideas propias y ajenas y, junto con el placer de la conversación, intercambiamos datos y conjeturas, aprendimos unos de otros.

Los productos de nuestras discusiones entre el 2002 y el 2007 fueron publicados en Enfoque, suplemento dominical del diario Reforma, y en Este País. En 2009 decidimos reunir nuestras reflexiones en un libro que llevó por título México: los años de la alternancia (México: Porrúa). Las siguientes ponencias los publicamos en Casa del Tiempo. Paulatinamente, dejamos de reunirnos abrumados por múltiples compromisos académicos. Así estábamos cuando recibimos con sorpresa y satisfacción la noticia de que México: los años de la alternancia había sido incluido por la editora de la sección “Mexico: Government and Politics,” la profesora Shannan L. Mattiace, en el Handbook of Latin American Studies (HLAS, 69), publicado por la Hispanic Division of the Library of Congress. Cada dos años, la Biblioteca del Congreso estadounidense publica un volumen en el cual los editores escogen los mejores trabajos sobre su tema. Nuestro libro fue seleccionado como uno de los 70 trabajos más significativos publicados entre 2008 y 2012.

El gusto por las reuniones y conversaciones del Seminario, sumado a que sus productos habían sido significativos para un público más amplio, incluso del extranjero, nos animó a retomar el proyecto aprovechando la facilidad y flexibilidad de las publicaciones electrónicas. Aquí estamos de nuevo. Los miembros fundadores del Seminario México somos Víctor Alarcón Olguín, Jorge Cadena-Roa
, Juan Luis Hernández Avendaño, Edgar Jiménez Cabrera, Gustavo López Montiel, Emilio Rabasa Gamboa, Ligia Tavera Fenollosa, Miguel Ángel Valverde Loya y Helena Varela Guinot. Dedicamos el libro México, los años de la alternancia a la memoria de Carlos Sirvent, amigo, colega, maestro y miembro fundador del Seminario México.

Reiteramos el agradecimiento que manifestamos en México, los años de la alternancia, empezando por René Delgado, director del suplemento Enfoque del diario Reforma por publicar nuestras primeras entregas; a Federico Reyes Heroles y a José Antonio González de León, por abrirnos las puertas de Este País; a Miguel Ángel Porrúa por permitirnos trabajar en su espléndida biblioteca privada, y a José Antonio Porrúa por publicar el primer libro del Seminario México. Nuestro reconocimiento a Víctor Alarcón Holguín por su hospitalidad en Casa del Tiempo y a Roberto Holguín Carrillo por el diseño del blog que ahora nos aloja y nos pone en contacto nuevamente con nuestros lectores que esperamos sean también nuestros interlocutores.

Abrimos esta nueva etapa del Seminario México por medios electrónicos con la misma divisa con la que empezamos años atrás: tratar de comprender el momento político en el que nos encontramos. Nos motiva el mismo propósito que expresó Alexis de Tocqueville en la introducción a Democracia en América: “Este libro,” diríamos ahora nosotros, este blog, “no se pone al servicio de nadie. Al escribirlo, no pretendí servir ni combatir a ningún partido. No quise ver, desde un ángulo distinto del de los partidos sino más allá de lo que ellos ven; y mientras ellos se ocupan del mañana, yo he querido pensar en el porvenir.”

Dr. Jorge Cadena-Roa